Los ojos lloran hacia dentro
Impregnando de sangre el corazón
Que sigue latente pero sin fuerza
Al ritmo de las alas del ruiseñor
De su corteza se marchitaron las flores
Y por momentos va creciendo su caparazón
Las espinas de las rosas ya no causan dolores
Pero tampoco el aroma del pétalo provoca en sus labios la canción
Sacando su robusta piedra
Escóndase la cabeza tras ella
Los demás no encuentran otra manera
Y él me dice que no la quiera
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