Existen tantas razones para llorar
Que mis ojos son incapaces de derramarse
Siento que nada pueda librarme de la ansiedad
Porque mi cruel desdicha no quiere rematarme
El agua del mar es tan roja a cada amanecer
Que es imposible olvidar el ardor de la sangre
Implacable en la orilla sigo sin dejarme desvanecer
Pero a cada amanecer mi ser se pudre mas que antes
Canto a las sirenas perdidas entre mareas
Canto a las aves perdidas y compañeras
Soy marinero, amante de las canciones,
Que entona desde su barco cantos y emociones
Vivo con el mar en mi alma
Rodeado de belleza en calma,
También de soledad amarga
Pues sólo mi nave me acompaña.
Cargo una manera extraña
Que sólo poetas desentrañan
Pero mar no sabe de rimas
Y las paredes de mi corazón se arañan
¡Ni siquiera amo lo que escribo!
¡Maldito dolor repentino!
Venido de tiempos atrás
Repentino vuelves, ¡maldito!
Ni te amo ni te olvido
Ni te quiero ni te suspiro,
Entre las hojas de este abrigo
Acaricio mi amor cautivo
Curándole cicatrices
Como el olvidado niño
Que tras entonar canciones
Se lanza desde el navío
