miércoles, 21 de septiembre de 2011

El pseudo-autodidacta

UTOPÍA – La educación

EL PSEUDO-AUTODIDACTA

   En una sociedad ideal cada nueva generación debería exponer su propia forma de vida: sus propios valores, sus normas morales... su propia evolución. Esto es así porque el control absoluto de la educación de las generaciones venideras implica el arrastre de los antiguos errores durante el paso de todas estas. Ejemplos de ello los hay masivos como la religión, tradicionales como los valores políticos de actuación extrema, morales como las pautas de actuación social...

   Si bien es cierto que este proyecto promete el caos interpersonal es en este aspecto, y sólo en este, donde debe actuar la sociedad adulta (entendiendo adulto por persona intelectualmente formada), la cual cuenta con los requisitos intelectuales para garantizar el buen funcionamiento del sistema. Su función en el aprendizaje de las nuevas masas es la de mostrarles los errores en los que puede caer, pero jamás debe corregirlos directamente, pues eso supondría la imposición de antiguos principios y la posible imposición de errores implícitos que serían entonces irremediablemente arrastrados.

   Debe ser el aprendiz quién comprenda los errores y los corrija, siendo así no sólo intelectualmente más capaz sino también conocedor de los principios de dichos errores, pudiendo aplicarlos en los posibles futuros fallos. El papel del educador es simplemente el de adelantarle el conocimiento de los errores e instruirle minimamente en su resolución.

   La comprensión de estos esquemas desde cortas edades requiere un cambio en la educación tal y como la conocemos, la cual, aunque respeta la autonomía del alumno para pensar libremente, viene impuesta por “superiores que marcan el funcionamiento del mundo” sin dejar lugar a la evolución no obligada sino buscada que ofrece el sistema del pseudo-autodidacta. El cambio debe dar lugar a una educación en la que el alumnado reflexione sus propios términos en base al apoyo informativo de los ya existentes y corrija también sus propios errores gracias a la reflexión venida de dicha base.

   La necesidad de transformación viene justificada de forma psicológica: el modelo actual ofrece al alumno, ignorante de conocimientos básicos para la reflexión individual, un magisterio que le impone dicha sabiduría; lo cual provoca con facilidad la frustración del alumnado en determinadas situaciones. Sin embargo si este sistema se suaviza y se compagina adecuadamente con la reflexión colectiva e individual se consigue la evolución intelectual de todos los alumnos (o una mayoría) acompañada de la garantía que otorga el conocimiento universal. 

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